Claroscuro

Corren las colinas

y en la loma verde y alegre

huérfano un árbol
 sonroja 
y musa triste
a las puertas del invierno

como en víspera

enfermo del tiempo

La niebla siempre virgen

reposa sobre sus copos

la carretera en largometraje

de corte infinita y llana;
la luz esquiva,

juega sobre el riachuelo

y murmura,

blanca y pura

junto a mi anhelo

Y te veo allí

con tus ojos avellanos

en la pureza del río claroscuro

en la tormenta de sus caudales

cuando llega al remanso

y cae humilde la tarde

cuando el murmullo de la corriente entre las piedras

entona en sencillo canto

el eco de las colinas

de la llanura casta

palpitando suavemente en mi pecho

tu nombre y tu vestigio.

Venme así tus ojos

y tu mirada 
trae como octubre las grullas

remando el caudal invisible

devuelven mi inocencia

socavada en otro valle

y tú abrazo
puro y blanco

hace mella

lo más sublime de ser amado

y una oración simple:

—Y fue precisamente
 porque no fue exigido,
que fue tan libremente  dado.

C. Alberto